El último rezo en la tumba de su esposa
Manuel Antonio Solano Vásquez, de 66 años, fue a visitar la tumba de su esposa acompañado por una familiar. Para ello Solano subió una empinada cuesta. Vestido con camisa a cuadros bancos con azul y jeans, Manuel realizó una oración que lo llenó de nostalgia a tal punto que comenzó a llorar sin consuelo, recordando los bellos momentos que había compartido junto a su mujer. Luego de quitar la maleza que rodeaba la tumba, Manuel se disponía a abandonar el cementerio sin pensar que se quedaría allí para siempre: un paro cardiorespiratorio producido por la angustia y tristeza de la muerte de su amada le había quitado la vida.
Los intentos de reanimación
La familiar que lo acompañó intentó durante varios minutos reanimarlo pero fue en vano. La mujer estaba sumamente angustiada y comenzó a pedir ayuda a los vecinos del panteón. De inmediato, quienes se encontraban visitando a sus familiares fallecidos respondieron a su llamado de auxilio mientras que solicitaron la presencia de la Cruz Roja que llegó cinco minutos después encontrando al anciano muerto sobre la tumba. Los continuos intentos de resucitación cardiopulmonar fueron intensos pero el hombre nunca reaccionó por lo que lo declararon muerto por causas naturales.
El funeral de Manuel Solano
Mientras esperaban la llegada del ataúd, Manuel fue cubierto por una sábana. Horas después el cuerpo de Manuel Solano fue despedido por sus familiares y amigos acongojados por una noticia tan triste e inesperada. Los restos fueron enterrados en el cementerio de Colorado, Turrialba, donde minutos antes había rezado por la paz de su esposa.